En 2015, 193 países adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse antes de 2030. Para alcanzar estas metas, todo el mundo tiene que poner de su parte: los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y cada uno de nosotros.
En el caso de España, se han creado grupos de trabajo específicos para coordinar y seguir la implantación y el desarrollo de acuerdos específicos, que gestionen un marco de acción adecuado, necesario para que se implanten medidas concretas en todos los actores implicados.[1]
En este sentido, las empresas deben desempeñar un papel muy importante. Afortunadamente, trabajar con los ODS tiene muchas ventajas potenciales para el sector privado debido a la compatibilidad entre desarrollo sostenible y la generación de beneficios económicos, así como del impacto en la comunidad y en los diferentes stakeholders impactados en cualquier área de actividad. Entre otros beneficios, podríamos hablar de nuevos modelos de negocio, avances en tecnología, adaptación a los cambios regulatorios, atracción de talento y generación de más oportunidades.
Si bien, la implantación de los ODS puede aparentar complejidad, por su ambicioso alcance y la necesidad de transversalidad entre los actores implicados, importantes empresas en España ya están adaptando sus estrategias para incorporar los ODS en la gobernanza de estas, así como en sus informes de responsabilidad corporativa[2].
Sin embargo, uno de los principales problemas a abordar es que los ODS han sido concebidos sin acordar una estrategia de comunicación adecuada, necesaria para entender el impacto de cada una de las acciones.
Ante esta si
Y en un entorno de organizaciones movilizadas, la actividad de los departamentos de Comunicación y Marketing son clave para conseguir la implicación de los ciudadanos, convertirlos en activistas y asegurar de esta manera el cumplimiento de la Agenda y los ODS. Nuestro objetivo debería ser enlazar las expectativas de unos consumidores responsables con productos y servicios sostenibles. Para poder alcanzar objetivos de gran calado a medio o largo plazo son indispensables las pequeñas acciones a corto que actúen como palanca.
Los profesionales de la Comunicación y el Marketing deberíamos ser capaces de orientar las preferencias de los consumidores hacia productos de bajo impacto ambiental, que generen igualdad y contribuyan a aumentar a garantizar la prosperidad. Esto nos obliga a pensar de manera distinta y debemos cambiar nuestras estrategias de comunicación para advertir, por ejemplo, de las consecuencias económicas de no adoptar este nuevo modelo. Esto puede parecer poco apropiado pero en la ciudadanía hay mayor conciencia económica y social, que ecológica.
En este sentido, aquellas compañías que asuman los ODS como propios y estratégicos estarán demostrando su compromiso con una sostenibilidad útil de su propio negocio, así como con la sociedad en general, sin importar si su actividad se realiza de manera local, en una ciudad o región determinada, o si tiene un alcance internacional
De esta manera, englobar bajo el paraguas de los ODS las variables de Reputación Corporativa, puede ayudar a las empresas a comunicar y a poner en valor, de una manera más accesible para el resto de actores implicados, y en especial la sociedad y la opinión pública, sus logros empresariales en múltiples ámbitos, en toda la cadena de valor de sus productos y servicios.
Además, entre los encargos de las Naciones Unidas está la medición y evaluación de la consecución de estos objetivos, a través de datos accesibles y útiles para una amplia audiencia, reportando informes con un lenguaje claro y sencillo que evite la jerga técnica, y que pueda ayudar a cualquier audiencia a responder preguntas tan sencillas como “¿lo estoy haciendo bien?” o “¿estoy comprometido socialmente?”.
Ser los primeros en sumarse a este modelo puede darnos ventajas en un sistema que, pese a los retrasos en su implementación, va a imponerse a nivel mundial en los próximos años, constituyendo uno de los retos a nivel global más interesantes en la mejora de los indicadores de la calidad de vida en cada país, y que impactará directamente en la Reputación Corporativa y en los resultados de cada empresa.
[1] Fuente: https://www.agenda2030.gob.es/
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