Actualmente siete de cada diez organizaciones creen que las experiencias inmersivas serán un elemento diferenciador clave en sus mercados según un estudio del Instituto de Investigación Capgemini. Asimismo, el mismo estudio indica que el 78% del comercio retail y el 77% de las empresas que venden productos de consumo aseguran que podrían mejorar su experiencia de compra integrando características inmersivas.
Pero no se trata sólo de una necesidad de las marcas, las personas también demandan mejoras. Así lo recogemos en nuestro último estudio de tendencias de marketing de 2023, Trends Zoom In, donde el 75% de los compradores de moda de USA exigen mejoras digitales en su experiencia de compra física.
Dicho esto, no es de extrañar que muchas empresas estén empezando a dar el salto al mercado global. Teniendo en cuenta esta nueva realidad, saber cómo medir experiencias inmersivas resulta indispensable para conocer sus implicaciones y posibles resultados.
El metaverso y los distintos avances tecnológicos vinculados a él han cambiado la manera en la que marcas y los consumidores se relacionan. Hoy, gracias a la web 3.0, la medición de las analíticas también se ha transformado por una dinámica lógica y sencilla: al existir una nueva forma de relacionarse, surge otra manera en la que se evalúan esos vínculos.
Hasta el momento se analizaba una experiencia pasiva por parte del usuario. Aunque poco a poco la bidireccionalidad se ha hecho más presente, ha quedado en evidencia que la retroalimentación no siempre es una característica que se cumple por las barreras propias de la tecnología y del espacio físico.
En este sentido, la medición estaba centrada en datos numéricos como clics, aperturas, interacciones, publicaciones compartidas, nivel de engagement, etc. Esto significa que, al final, no se está evaluando a la persona frente a la experiencia, sino su respuesta ante una serie de estímulos. Qué hace con lo que ve. Y, aunque estos indicadores dicen mucho, no lo expresan todo.
Ahora se trata de medir experiencias inmersivas considerando que el usuario se enfrenta a un mundo tridimensional y, muchas veces, novedoso.
Dentro de las experiencias inmersivas es más importante el comportamiento físico y gestual del usuario. Aunque igualmente se pueden complementar datos con métricas más estáticas, la verdad es que esto dice mucho sobre cómo experimenta la persona esa experiencia y cuáles son los aspectos en los que más se enfoca.
De este modo, hay que prestar atención al posicionamiento del usuario en el espacio, cómo se mueven sus ojos, hacia dónde dirige su cabeza, cuáles son sus expresiones faciales y los movimientos en general de su cuerpo.
Para conseguir toda la información de valor es necesario hacerse las siguientes preguntas:
Estos resultados van a servir, primeramente, para establecer patrones de comportamiento que, a continuación, definirán las futuras experiencias.
Un dato muy importante sobre la percepción que tiene la persona con respecto a la experiencia lo marca el movimiento de sus ojos. De este modo, es posible medir y observar estos movimientos con gafas de VR o AR. Este elemento se ha vuelto casi imprescindible para materializar estas experiencias.
A través de sistemas implementados en esta herramienta se puede ver qué elementos son los que captan, durante más tiempo, la atención del usuario. Este dato es el equivalente al mapa de calor en web. Además, esto se puede comparar con el cumplimiento de varios hitos que expondrán cuáles son las preferencias de la gente.
También los sensores biométricos pueden ofrecer información sobre los sentimientos de los usuarios, como los niveles de estrés o cansancio.
Para obtener un análisis aún más completo es preciso utilizar sistemas de inteligencia artificial que traduzcan estos patrones de comportamiento en métricas sobre la experiencia. De este modo, toda la información recopilada sobre movimientos, o elementos que acapararon la atención, también pueden llevarse a una escala porcentual.
Por ejemplo, se podría determinar cuál es porcentaje de usuarios que centran su atención en un punto específico y por qué otros elementos están pasando desapercibidos o causando rechazo. De esta manera, se podrán tomar futuras decisiones de marketing más coherentes e informadas.
Esta información también nos permite personalizar el contenido de una experiencia inmersiva según los gustos de los usuarios para posteriormente diseñar estrategias de gamificación o de ofertas personalizadas.
Aparte de los factores más relevantes, hay otras métricas o indicadores que van a aportar información sobre tu estrategia y sobre cómo vive el usuario la experiencia que diseñaste:
Finalmente, cuando quieres tener elementos diferenciadores en tus estrategias de marketing debes vincularte con equipos de sobrada experiencia diseñando planes de marketing. En Rebold somos expertos creando estrategias disruptivas, impactantes y funcionales. ¡Contáctanos!
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